Seguimos y cerramos nuestra breve incursión en el universo de Spike Lee. Como director muy arraigado a su ciudad, nos interesaba ver de qué manera su maduración como director, y su evolución narrativa se trasladaba a su forma de retratar Nueva York. El salto entre «Do The Right Thing» y esta película es uno cargado de significación, por el paso del tiempo que encierra (13 años), por el cambio de foco en las preocupaciones del autor, por cómo de igual forma el entorno ha cambiado profundamente (el 11-S acababa de ocurrir y las heridas todavía estaban muy abiertas cuando la película salió a la calle).
Estos comentarios son pues, complementarios de los que escribimos en el post pasado, dedicado a la sesión #3 de Luping, y por tanto es interesante leerlos en paralelo, o contrastando unos con otros.
Anna
La ciutat de Nova York queda retratada per l’obsessió del director per ella. És reconeixible i se’ns explica a partir de com la viuen els novaiorquesos i tots els immigrants que la fan funcionar dia a dia. En si, no deixaria de ser una ciutat de fons on es desenvolupen uns fets si aquests no passessin en un moment concret: el post 11S. És així com la ciutat pren protagonisme, ens situa en una atmosfera melancòlica, grisa, de ciutat danyada, de ciutat que lluita per superar una catàstrofe, que lluita per un futur millor. És un personatge més en la trama, contrariat com tots els altres.
Hi ha dues escenes de la pel·lícula que voldria destacar per la manera diferent de representar la ciutat.
La primera a escala general amb l’skyline de la ciutat de nit. La ciutat es fosca, no es reconeixen formes però queda definida per les llums dels edificis, els ponts, els reflexes a l’aigua i dos focus de llum blava que situa la posició de les Twin Towers. És una ciutat amb molta vida i és a la nit quan la intimitat de les persones surt a l’exterior en forma de petit píxel lumínic. La ciutat mostra les seves vergonyes però alhora la seva vida estigui a la distància que estigui l’observador. Aquesta primera escena ens situa la ciutat temporalment, és una ciutat trista però alhora plena de llum.
La segona és a escala urbana, de vianant que camina pel Central Park. Una vista central immòbil, emmarcada per la foscor d’estar a sota d’un pont. El lloc ens transmet calma però els fets que es desenvolupen són totalment contraris i és així com visualment percebem un ambient tens de plors, crits i lladrucs però el que sentim és tranquil·litat i ocells piulant.
Potser la ciutat és un perill, la mala convivència amb els altres habitants ens porta a allò més baix, però allunyats de la civilització és on trobaríem la llibertat?
Eliseu
La vida urbana sigue después del 11S.
Los hábitats urbanos, como NY, no se detienen a pesar de lo que pueda pasar.
Empezamos con planos generales de la ciudad, su “skyline” archiconocido entremezclado con planos concretos de la zona cero. Es de noche y las torres caídas son representadas por dos columnas de luz que apuntan al cielo. No volveremos a ver la ciudad des del otro lado de la bahía, desde fuera de Manhattan. A partir de ahora, los planos generales serán miradas hacia fuera de la isla, mirando a los barrios y zonas residenciales, con los transbordadores pasando. También existe el Nueva York sin “skyline”, el Nueva York no icónico. Sin embargo la historia entera transcurre en el corazón de la ciudad.
Cómo en “Do The Right Thing” los encuadres son cerrados y comprimidos cuando se habla de la ciudad, al mostrarla. Planifica de tal manera que la continuidad del tejido urbano parecería infinita. Pero siempre hay un fondo, que aparece de vez en cuando, recordando que la vida es de otra manera fuera de esos límites imprecisos.
En mi opinión, la película habla de la ciudad a través de su gente. La descripción de la urbanidad, el tejido de relaciones entre ciudadanos dispersos, se pierde cuando las relaciones entre los personajes evolucionan hacia el compromiso y la lealtad. La trama nos lleva por parques con árboles enormes, lugares en los que renuncia a describir la arquitectura ortogonal (edificios, plazas) para volverse mucho más orgánica. Es como si nos dijera que los momentos de mayor profundidad humana no tienen lugar entre el asfalto y el cristal.
Los interiores nos enseñan sin embargo otra ciudad, otro tipo de relaciones entre las personas.
Viendo dónde viven y cómo llenan sus casas entendemos quiénes son o quieren ser. Qué tipo de vida llevan y cómo han llegado a ella. Los bares, qué lugares, entendidos como espacio cerrado de relación, representan las dos caras de la vida. La que queremos enseñar y la que dejamos oculta tras esta. Ponernos guapos/as para salir y bailar mientras en los privados matan al soplón. Hablar de la vida que deberíamos haber seguido, del rigor y el compromiso y luego romper los años de abstención de un ex-alcohólico.
Finalmente la cámara nos aleja de Nueva York para hablar de manera explícita sobre la propia ficción. La fantasía paternal de dejar de ver a un hijo para siempre a costa de su libertad se desarrolla fuera incluso de U.S.A. La carretera sustituye a las calles y la dispersión urbana a la densidad extrema de los rascacielos. Queda claro así que se debería empezar de cero cuando la ciudad te ha hecho tropezar.
Natxo
– Los créditos iniciales focalizan en la Zona Cero. Focalizan en la ausencia, en lo que ya no está, en la gloria pasada. Es una forma de marcar desde el principio que vas a hablar de algo que fue, situándolo en una posición de debilidad, de decadencia. El foco se abre entonces para abarcar toda la ciudad.
– Algunos de los paisajes, calles, entornos que nos muestra al principio, como esas casas con escalones en la puerta que eran tan características del barrio en «Do The Right Thing», son parecidos pero no, están filmados de otra manera, y ya no estamos en un barrio bajo, sino en una lujosa casa de un barrio tranquilo. El uso de las escaleras ya no es el mismo, y tampoco se retratan de la misma manera, en este caso con planos horizontales en cinemascope, uno de los recursos clave de la película.
– Los polis que cazan a Monty son negros. Él es irlandés y vive con una portorriqueña. Desde una película a otra, la configuración racial ha cambiado junto con la ciudad. También, supongo, el foco desde el que el director afronta estas cuestiones tiene hoy más que ver con la realidad múltiple de la ciudad que con la obsesión por las condiciones de su propia raza. El fantasma del 11-S se relaciona con el origen étnico de los protagonistas a través del padre de Monty, que es bombero y blanco, como muchos de los muertos en la tragedia.
– El episodio del «fuck you» está rodado en colores más vivos, más similares a películas anteriores de Lee. De nuevo el conflicto está en la ciudad misma, en un lugar que permite y obliga la interacción entre grupos sociales y raciales diversos. La identidad urbana misma, de hecho, parece establecerse a través de ese conflicto cotidiano, puntuado por grandes tragedias que cambian el curso de la vida urbana, como el 11-s, y que además hacen que ciertos lugares se carguen de significado, creando un mapa emocional e identitario de la ciudad.
– Los amigos de Monty mantienen una conversación frente a la Zona Cero en torno al crimen y la culpa. Monty se merecía lo que le ha ocurrido, y después de eso nada volverá a ser lo mismo. La tragedia personal es en este caso marca de una mayor tragedia colectiva.
– La película se preocupa en retratar cómo la ciudad entera está regida por los ritmos del dinero. Al tradicional retrato del conflicto racial (que como decíamos ha ampliado su foco), se suma un importante retrato de clase. Los entornos que vemos, y las conversaciones entre personajes retratan esos distintos espacios: Wall Street, distintas casas, parques, calles, restaurantes. Las relaciones que se dan en estos espacios están muchas veces definidas por el acceso o su imposibilidad, por quién puede hacer qué y de qué manera, normalmente por el dinero o su falta. De ahí también la presencia sistemática de lugares VIPS’s, reservados, clubes subterráneos, clases de universidad, áticos, callejones.
– De la misma manera que la ciudad es en sí conflicto, los personajes se ven una y otra vez lanzados a situaciones en las que no ostentan el control, sino que este es ejercido por fuerzas que les superan, y que no acaban de entender. Es el propio entorno y sus dinámicas el que los arrastra. Quien comparte vida y espacio está obligado a compartir destino.
– Cuando finalmente llega el clímax, los pájaros cantan, ajenos al drama. La vida va a seguir sin Monty, la ciudad seguirá siendo lo que es, seguirá su ritmo. Más allá de la ciudad, sin embargo, lo desconocido, tal vez un nuevo Sueño Americano esperando ser desvelado, un sueño que sólo podría desarrollarse (si es que puede), lejos de la tiranía del otro, lejos de lo urbano. La paz en soledad vs. la zozobra inherente a lo común. La ciudad parece entonces demasiado cargada de Historia, demasiado marcada, como para permitirte desaparecer dentro de ella. El Oeste vuelve entonces a dibujarse como esa abstracción de infinito y posibilidad, más allá de la vieja y decadente Babilonia.